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Mostrando entradas de enero, 2018

Dos por cuatro y Darienzo

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2 x 4 y   Darienzo . Dos vainillas de la vereda y   Darienzo . Viaja guardia con boina de antes y yo me voy por la cinta del tiempo a mi infancia: El sapo -el sapito- y la Delia que se ponían a bailar un tangazo entre sillas y mesas de madera que también tienen próximos bailarines. Y no bailaban de frac, nada de eso. No eran tampoco lo que se puede decir dos agujas elegantes de un balet, sino lo contrario: dos amantes transpirados del baile que se hace en el pueblo pero es de campo . Lo veo a Clemente y a Doña Elvira, también el gallo aunque la Zulema le dice que no cual gallina pipireta, lo veo a Camiletti acelerando el tranco galopeador y largando una risa que es también un sapucay. - Son varias figuras ya en modo rec, biruta al piso y se ve un vaivén de zapatos que se mueven como relojes mientras el vino brinda de fondo y le pone percusión de cristal al recuerdo en sepia que suena con compás de cumparsita más el chorro de soda. Callatesiestaquestamosbailando. De viejo barrio que nun

Lluvia como carcajada

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Llueve. Llueve tantísimo que parecen carcajadas de agua. Cataratas en los techos, en los toldos, gotas gordas de pura lluvia. Llueve y el swing es una bailarina descalza en puntitas de pie que baila Devendra Banhart. Llueve y nos refugiamos en la meditación larga, mirada felina en el cristal que da a la vereda primero y después a la calle. Llueve en playa del Carmen y veo pasar el tiempo por el televisor de la ventana: la prisa y la pausa. Tres transeúntes van todos encapuchados, un señor corre descalzo y salpica una pequeña bruma. Llueve afuera y llueve adentro: metafísica de purgarse que es necesariedad humana. Viene El Niño con sus barquitos de la imaginación y la invita a la bailarina a subir a la proa de este baile con el feel de la   tormenta.  MK

Mi bonsai

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A veces pienso que   escribir es   plantar  bonsais. Pequeños árboles arriba de una mesa ratona o de luz. O pequeñas masetas que están adentro de una casa, entre la cama y el living rogando que los rayos ultravioletas les bese los tallos o las hojas.  Primero Fabián Casas con sus ensayos   bonsai , después el chileno Alejandro Zambra con otra novela homónima que se pasa tan rápido  como  un rayo. Hoy apareció Kawabata, un japonés no tan de moda, con historias en la palma de l a mano donde un micro relato viene con velocidad y moraleja. En 10 renglones  como  10 rounds, el nipón te ofrece nocauts con literatura vivencial. Lo leo echado en la cama mientras me dejo atravesar por los rayos ultravioletas  como  una planta pequeña que se mueve casi imperceptible. Anónimos movimientos domésticos en un cuarto: el vaso de agua con burbujas, mi mano que lo alcanza, mi boca que siente el cosquilleo. Estornudo esta alergia de primavera, y después: el recuerdo  es  una hamaca entre una página y ot

Cocer con palabras

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Lo vio triste y le dio palabras que fueron frazadas para el frío. Le puso una pava a hervir para convidarle el fragor del mate: ese aljibe de nosotros mismos . Después, música. Siempre había creído que la música era el remedio natural del alma. "Por algo los mantras", le dijo, "por algo los mantras son curas ancestrales que tienen milenios encima".  Sí, dijo él, que siempre había denostado los estados de bajón. Había esquivado la tristeza como una peste mala, olvidando tal vez que la nube de la alegría también puede ser tóxica como usar demasiado brillantina en el pelo o esos copos de nieve que comen los chicos en el Zoológico. " La ranura de la tristeza no se tapa con maquillajes. Es como una tos que no se esquiva. Un estornudo. Si la tragas, la bala se mete en los laberintos de tu cabeza y ahí queda haciendo trinchera", le dijo y lo vio asumir cada una de sus palabras.Sus excusas se le cayeron al suelo y quedaron ahí desparramadas. Había pedacitos de sus