El fuego que hechiza
Bienvenidos al caldo de cultivo en Flores, donde el rock no suena tan chick sino que respira el fueye de un barrio con voltaje. Tango y Rock: La Fernandez Fierro y Los Espíritus.
"Huracanes, que queman las rocas" dio la bienvenida chamanica de esta banda de La Paternal que estrenó su tercer disco Agua ardiente y prendió de esos fuegos que se quedan adentro tuyo. Llama perpetua que se alimenta de canciones que están hechas con vísceras, huesos y existencia molida en los laboratorios valvulares de los 70 con hombres del siglo XXI. A la segunda canción un tipo sexagenario con remera negra blusera, se paró delante nuestro y prendió un joing como una bengala. Me convidó y me dijo: " esta banda tiene lo mejor del rock nacional y con guiños internacionales. Es una síntesis del buen gusto de Maxi Prietto", tiró y la bala entró sin permiso.
Remolinos de canciones viajeras con una nube cannabica que flotaba entre las 1000 personas que abarrotaban un teatro viejo y hermoso en Calle Rivadavia, la más larga del
mundo. Un teatro circular que levantaba las manos y bailaba en el trance iniciado por la percusión siempre ahí presente como un trasfondo poderoso, como la leña del fuego que se ve en la pantalla del fondo del escenario y flamea. Una guitarra que teje punteos hipnóticos desde un flanco, desde el otro, un Maxi Prietto con su Stratto que suena a Hendrix y su voz que aparece para darle ese arrabal Roquero tan singular. " El hombre vio un cementerio, donde el perro vio, una mina de huesos", letras que salen escupidas por sus labios y se instalan en las bocas de todo un público que canta exaltado. No hay medias tintas, tampoco con el pensamiento político porque en esos baches entre canción y canción aprovechan para tirar buena dinamita:" Macri, basura, vos sos la dictadura" canta un público revoltoso en medio de nubes verdes voladoras.
En el centro del escenario Santiago Moraes con su acústica y una voz poderosa para intercalar luces y sombras con Prietto. Ying y Yang que van haciendo girar en el concierto. Camaleones según la ocasión. Una bata siempre blusera desde el fondo, un bajo bien ancho como una carretera americana y canciones que son perlas y meteoritos que se lanzan una tras otra, casi sin mediar palabra ni silencio. Una cascada del mejor rock argentino contemporáneo. "Así de fuerte somos", canta Maxi Prietto de esta banda que nació en el barrio de Pappo, La Paternal, como resultado de esas zapadas entre amigos que prenden un fuego y después tuvieron que apurarse a grabar la magia espontánea que les estaba saliendo; que era una suerte de incendio en los corazones propios y ajenos.
MK
"Huracanes, que queman las rocas" dio la bienvenida chamanica de esta banda de La Paternal que estrenó su tercer disco Agua ardiente y prendió de esos fuegos que se quedan adentro tuyo. Llama perpetua que se alimenta de canciones que están hechas con vísceras, huesos y existencia molida en los laboratorios valvulares de los 70 con hombres del siglo XXI. A la segunda canción un tipo sexagenario con remera negra blusera, se paró delante nuestro y prendió un joing como una bengala. Me convidó y me dijo: " esta banda tiene lo mejor del rock nacional y con guiños internacionales. Es una síntesis del buen gusto de Maxi Prietto", tiró y la bala entró sin permiso.
Remolinos de canciones viajeras con una nube cannabica que flotaba entre las 1000 personas que abarrotaban un teatro viejo y hermoso en Calle Rivadavia, la más larga del
mundo. Un teatro circular que levantaba las manos y bailaba en el trance iniciado por la percusión siempre ahí presente como un trasfondo poderoso, como la leña del fuego que se ve en la pantalla del fondo del escenario y flamea. Una guitarra que teje punteos hipnóticos desde un flanco, desde el otro, un Maxi Prietto con su Stratto que suena a Hendrix y su voz que aparece para darle ese arrabal Roquero tan singular. " El hombre vio un cementerio, donde el perro vio, una mina de huesos", letras que salen escupidas por sus labios y se instalan en las bocas de todo un público que canta exaltado. No hay medias tintas, tampoco con el pensamiento político porque en esos baches entre canción y canción aprovechan para tirar buena dinamita:" Macri, basura, vos sos la dictadura" canta un público revoltoso en medio de nubes verdes voladoras.
En el centro del escenario Santiago Moraes con su acústica y una voz poderosa para intercalar luces y sombras con Prietto. Ying y Yang que van haciendo girar en el concierto. Camaleones según la ocasión. Una bata siempre blusera desde el fondo, un bajo bien ancho como una carretera americana y canciones que son perlas y meteoritos que se lanzan una tras otra, casi sin mediar palabra ni silencio. Una cascada del mejor rock argentino contemporáneo. "Así de fuerte somos", canta Maxi Prietto de esta banda que nació en el barrio de Pappo, La Paternal, como resultado de esas zapadas entre amigos que prenden un fuego y después tuvieron que apurarse a grabar la magia espontánea que les estaba saliendo; que era una suerte de incendio en los corazones propios y ajenos.
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