Un viaje bien al revés


Pequeña serenata a María Elena Walsh,
publicada en la revista Tiempos del 16/01/2011


En sus tiempos donde había tiempo ella cambió el reino. Lo puso patas para arriba para que entendiéramos, antes del acné y la pubertad, que la Historia podía estar manoseada. Corrida de lugar y con nariz de pinocho.
Yo la conocí con un guardapolvo a cuadrillé celeste y blanco, en un rincón del salón de actos, con mis compañeritos, sentados como indios en semicírculo alrededor de un piano que tocaba “la señorita Silvia” mientras con voces de gorriones repetíamos: “me dijeron que en el Reino del Revés, nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres”, y nos poníamos tristes cuando el timbre de la portera terminaba con la hora de música.
Después mi abuelo se apareció con una enciclopedia infantil que comenzaba a venir los días miércoles junto a Página/12 pero a General Alvear- centro de la provincia de Buenos Aires- llegaba con algunos días de retraso. “Es María Elena, la misma que canta Manuelita vivía en Pehuajó, el Reino del Revés... te va a gustar”, me dijo y yo que apenas empezaba a adivinar las palabras escritas me zambullí en las páginas de colores del “Veo Veo” con la ansiedad y el vértigo de empezar a descifrar el mundo.
Creo que pasaron 10 años más. Yo más alto, barba, la cara llena de granos y la voz más gruesa me propuse hurgar en los viejos casete de una pila de cajas de cartón que tenía almacenado mi viejo en los placard que jamás revisábamos con mi hermano. Ahí di con un viejo TDK sucio, que patinó apenas le di play, pero luego se enderezó: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando”, cantaron a coro mi viejo y su amigo Rubén en una cinta de los ochenta, grabada un año después de Malvinas con su grupo de folclore “Las 5 voces” que por aquel entonces cantaba en los actos del pueblo, giraban por la provincia y hasta saltaron el charco a Uruguay. Terminó la canción y fue otro timbrazo de jardín porque la canción fue como un ventarrón que despeina, una cachetada, la electricidad que produce la chica que nos gusta cuando entra de sopetón al bar donde estamos tomando algo. Llegó mi viejo del trabajo y lo atolondré a preguntas: “¿Y éste casete?, ¿y está canción?, ¿de quién es?”, “es de María Elena Walsh, fue prohibida por los milicos en la dictadura, y ahí la grabamos con el conjunto en un estudio de Saladillo”, dijo mi viejo y me quedé mudo porque no podía creer que la misma mujer de voz tierna que cantaba sobre una tortuga viajera, haya creado una canción que se convirtió en el himno de la resistencia en tiempos del Proceso Militar.
Y ahí estábamos los dos, contentos por haber jugado en la misma calesita del tiempo, y asombrados por descubrir que fuimos a ver el mismo Reino del Revés.

Por Matías Kraber

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hi

looks cool and nice

Where should i start reading?

thanks

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