La libertad es un Moreno



Cuento, Historia Argentina, Revolución de Mayo 1810, Mariano Moreno

Ese día él y sus tripas echaban fuego. Viajaba a Europa en una excursión póstuma encomendada por el presidente de la Primera Junta Cornelio Saavedra. Su cuerpo anunciaba tragedia y sería arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa a kilómetros de la costa brasileña de Santa Catarina. Tenía 33 años, una mujer guapa llamada Guadalupe, un hermano de sangre – de nombre Manuel- y dos hermanos revolucionarios -Castelli y Belgrano-, un diario llamado La Gazeta de Buenos Aires y un sueño perdido: la libertad de un país suyo, criollo y aborigen, que soñaba con una patria bien grande e inclusiva.
Mientras, del otro lado del mar, Guadalupe lloraba en la ventana de su segundo piso porteño. Miraba un Buenos Aires lluvioso y londinense que anunciaba tragedia. Sabía -o intuía- que el chaparrón era veneno: un charqui de la Primera Junta le había dejado una encomienda con un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros para que enviudara en sus cuatro paredes a su marido. Que se arreglase como pudiera. Y que eso -que todavía no era un país libre- sólo le ofrecía plegarías para llorar.
Al unísono el arsénico mataba a la verdadera revolución.
- Manuel… tengo las piernas flácidas. Mi cabeza hierve en silencio. Siento que una brasa caliente recorre mis vísceras. Creo que mi cuerpo no aguantara otra noche en alta mar.
- ¿Qué has tomado?, Mariano. ¿Quién ha venido a verte a tu alcoba?- pregunta exasperado su hermano Manuel Moreno enfundado en su traje diplomático al borde del catre dónde reposaba su hermano.
- El capitán de la navegación...me dio una medicina…para calmar mis vómitos- dijo Mariano Moreno con una voz sin fueye que venía de las tinieblas.
- Hijo de puta. Mejor dicho: hijos de puta. Saavedra lo planeó todo.
- Lo sé. Siempre supe jactarme de los hijos de puta. A Saavedra… no le interesa un país libre… No le interesan los pueblos originarios… No desea levantar los cimientos de una sociedad provechosa que tenga lugar para todos los que quieran trabajar la tierra-dice Mariano Moreno con los ojos acuosos y cansados.
- Saavedra es un mercenario. Saavedra quiere su propia corona y no una patria libre.
- Yo no he visto llorar a Saavedra por su tierra. Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad
- Lo sé. Lo vi. Estuve allí mismo. Sentimos el orgullo de la libertad bien en el pecho. Ese es el camino a tomar- dice Manuel casi arrodillado al borde del catre. Más triste. Más solitario y final.
- Yo creo que… en la medida que… seamos, una vez, menos partidarios de nuestras envejecidas opiniones; tengamos menos amor propio; dése acceso a la verdad y a la introducción de las luces y de la ilustración: no se reprima la inocente libertad de pensar en asuntos del interés universal; no creamos que con ella se atacará jamás impunemente al mérito y la virtud, porque hablando por sí mismos en su favor y teniendo siempre por árbitro imparcial al pueblo, se reducirán a polvo los escritos de los que, indignamente, osasen atacarles- dice un Mariano Moreno lúcido pero lúgubre en las penumbras de su cuarto. Mientras el barco bambalea y sus tripas se contraen. Ya con fiebre, con el cuerpo empapado en sudor, los puños apretados como en batalla suelta su última puñalada con la boca: “sólo una cosa Manuel… las palabras tienen más filo que la propia espada. La espada sin la idea es apenas una daga inofensiva. No seamos los mejores, simplemente seamos libres”, dice Moreno y rompe a llorar como un hombre. Y mientras llora se queda dormido para siempre.

Por Matías Kraber

Comentarios

martammazzoni ha dicho que…
Hola, Matías. Me gustó tu cuento, soy profesora de Letras y una apasionada de la historia argentina. Descubrí a Moreno ya adulta, y a tu blog, hoy. Adelante, ficcionar es otra manera de acercar la historia. Gracias por el cuento "Juguetes...." de Soriano porque lo precisaba para mis alumnos. Chau. Marta
Erika ha dicho que…
Hola Matias,descubrí tu blog hace unos días, soy estudiante de la Facultad De Periodismo y Comunicación Social de la UNLP muy buenas las cosas que escribís, Moreno es mi favorito... Saludos! Gracias por la buena info

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