Viaje

Prefiero escribir le dijo el hombre de las sombras. Prefiero escribir porque uno transfiere su voltaje interno, su manojo de nervios, su cóctel de emociones. Un viaje corto: de la mano al papel. Y algo que estaba muerto cobra vida. Se activa un alquimismo que son muchos. Tantos como esas emociones que están del otro lado: vaya uno a saber dónde, pero está lleno de esos otros lados. Otros lados anónimos. Calladitos la boca mientras tragan el humo del cigarrillo, toman un tinto/café, se resignan a no dormir. A esperar. A rezar. A esperar.
Vos qué esperas?- disparó el chico de los silencios largos.
Espero la señal del viaje. El viaje en cualquiera de sus manifestaciones. Literales o figuradas. Ese círculo de vida que empieza con el pie izquierdo. Apenas abrís los ojos. O apenas los cerras. El mensaje que viene a despeinar porque nadie está esperando a que ese hombre o esa mujer vengan a decirte algo. Abran la boca y digan. Un par de palabras que pueden guardar secretos. Llaves. Misterios escondidos en la voz de los transeúntes. Eso que pasaba por ahí y que estuvimos que estar atentos para que no se convierta en una frivolidad más del paisaje. En un ornamento.
Y dónde está la clave?, volvió a preguntar el chico menos silencioso.
La clave está en disparar. Disparar algo al aire. Un tiro de emoción al viento, al aire, al cielo. Algo así como una bala perdida. Pero eso sí, con algo de plomo de corazón- dijo el hombre de las sombras mientras su cara se iluminó y el chico rompió su silencio: que empiece ese viaje entonces. Del otro lado habrá más que palabras.
El silencio está alumbrando.
MK

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