La cárcel de ese otro mundo posible


(…) Los soñadores no existen, se lo dice un soñador que ha tenido el privilegio de ver realidades que ni siquiera fue capaz de soñar (…) F. Castro

Isla rodeada por aguas de incomprensión,
minúscula te observa el microscopio de la ignorancia
que agiganta tus defectos porque desconoce tus virtudes
pero le teme a tus huellas, esos recuerdos de infancia.

Sola en tu pobreza de azúcar y arena,
tu mundo nuevo es una ola golpeando la costa
y recogiendo tu esencia va regando los mares,
de la mayor riqueza de todas, de un espíritu que flota.

Isla bloqueada por océanos hambrientos de locura,
tu cordura es un ladrido a los señores de la cuerda,
una mordida en la mano a los amos que se alimentan,
herida mortal a los dueños del sálvese quien pueda.

Playa de realidades de soñadores que no existen.
Tu tierra es tu sangre y el dinero tu combate,
las balsas la codicia de los que desechan la poesía
y no preguntan lo que harían todos los pobres de esta parte.

Isla pequeña en boca de bocas llenas.
Se te acusa de apresadora cuando te apresan hasta los codos.
Se te tilda de tirana porque el tirano barbudo abusa en igualdades.
Se critica tu democracia porque no es democrático buscar el bien de todos.

Un pequeño punto naranja en un fondo pintado de azul
Una paleta de colores frente a un cuadro vacío y oscuro.
Un círculo amarillo olvidado en la vastedad de este orbe.
Un arco iris que asoma esperando que escampe entre los muros.

Una cárcel, dicen algunos.
Otro mundo posible, susurra el viento.

Por Emmanuel Burgueño

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