El águila mira de reojo la muerte

- Lo único que te pido es que no sacrifiquen a mis gatos- dijo Eduardo por el teléfono celular. Estaba con el aparato inalámbrico en el balcón y veía el filo de la vereda desde el piso uno.
- ¿Sono i tuoi gatti?- respondió con intriga el recepcionista de la radio, del otro lado del tubo.
- Sí, a mis gatos. ¿Escuchó bien?- Contestó con la voz más áspera Eduardo.
- Sì, ma non capisco. Mas, ¿come posso aiutarlo?
- Tome nota: los gatos, ahora, son las únicas criaturas vivas que me importan. El resto es pura y física mierda. El mundo. Sí, el mondo- Eduardo se envalentonaba y subía el tono de su voz mientras tosía los 25/30 cigarrillos diarios de los últimos 6 años- El mondo no me importa, últimamente cambié a eros por Tanatos.- Hizo una pausa, se percató de su extenso monólogo y tanteó al interlocutor- ¿ Está usted ahí?, “¿Ci sei?”
- Sì, ho sentito Eduardo- respondió el joven recepcionista de la Radio Onda d'Urto, mientras respiraba hondo para continuar con la conversación y agarró un anotador- ¿Non è uno scherzo?
- Ninguna broma. Por favor, tome nota y comunique la información con las autoridades pertinentes.- Volvió a gritar Eduardo por teléfono embroncado- Vicolo del Moro, 15 (primer piso ) Ciudad de Brescia (Centro Histórico). Para abrir el portón de entrada desde la calle, tendrán que molestar a algún vecino.
- Ma ...¿ sei sicuro di quello che stai dicendo?- preguntó el chico de la radio con la voz y la mano temblorosa mientras anotaba en su pequeño cuaderno.
Eduardo del otro lado, primero atinó a gritar, pero la tristeza le subió del corazón a los labios con efecto depresivo- Sí, estoy seguro.- Hubo un bache largo y después vomitó- Confieso: no me vencieron los militares argentinos, pero ya no puedo más. He subestimado al enemigo (sistema), no lo creí, no lo imaginaba tan inhumano y feroz (como diría Galeano). De todas maneras no reniego absolutamente a toda mi historia militante en Sudamérica. En Italia, he militado por años en solidaridad y cooperación internacional, he conocido la generosidad humana de tantos italianos y no solo, pero generosidad real.- Mientras hablaba desde su pequeño balcón cerraba los ojos y cada tanto relojeaba el revolver encima de la silla.
- Lo lamento por esos amigos sinceros que me circundan; no los nombro por temor a no mencionarlos a todos y también a la propietaria de esta casa, la doctora A. V. a la cual dejo 7 meses de alquiler no saldado; realmente no lo merece pero no estoy en condiciones de pagar, simplemente no tengo el dinero ni posibilidad de hacerlo- Eduardo hablaba y las palabras le salían catárticas del pecho, sentía un lígero alivio, mientras del otro lado el chico lo puso en altavoz para que sus compañeros de la emisora escucharan la confesión del argentino. Nadie decía nada, escuchaban inmóviles y se miraban con asombro. Eduardo, volvió a preguntar- ¿Está ahí?
- Se, Eduardo, sono qui- contestó el chico.
- Bien. Les pido de los gatos, traten de no separarlos que llevan más de diez años juntos, pobrecitos. Que lo adopte una familia bresciana y sean felices.- Volvió a tomar aire y lanzó su última oración como un balazo de poesía- termino con un haikus del maravilloso escritor uruguayo Mario Benedetti: "Después de todo/ la muerte es solo un síntoma/de que hubo vida”-.
Segundo después colgó y el tiro de la 38 milímetros rompió la calma del centro histórico de la ciudad al mediodía. Una hora más tarde el periódico Brescia Conaca tituló en su portada: “La disperazione en pubblico, il suicidio di un esule argentino” y más abajo en la bajada ampliaban que tenía 65 años, que era militante del ERP, exiliado en Italia desde finales de la década del 70 y que las deudas y el autoestima lo consumieron como el mismo cáncer que llevaba en la garganta. A un costado, a la izquierda, la foto de Eduardo –alias pacho- con la mirada al suelo y el cuadro de un águila roja mirándolo sin piedad. Si al final, ni los cuadros, ni las águilas le tienen lastima a la muerte.
*a la memoria de Eduardo "Pacho" Dellagiovanna
(una víctima del destierro dictatorial y del sistema. Suicidado en Brescia, el martes 10 de enero de 2017, a 21 días de cumplir 66 años)

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