Ex falso sequitur quodlibet y Entre la vida y la muerte- Poemas


Dos poemas de Emmanuel Burgueño.

Ex falso sequitur quodlibet

La vi sonreír y sospeche que le gustaba.
Me pregunté por qué sería si no me conocía,
pero deduje que hay ciertas cosas sin más explicación
que lo que acontece sin ser pensado pero sentido.

Su sonrisa era diminuta, su boca perfecta
y sus labios invocaban dioses ateos dispuestos al sacrificio.
El pelo era el de una medusa sin serpientes:
enmarañado y vivaz hasta convertirme en piedra.

La gracia de su rostro me perseguía,
no había dudas que yo era el destinatario
de esos ojos insomnes sin ganas de dormirse,
de esa mirada furtiva buscando conocerme.

Sin temor a equivocarme me acerqué a su sonrisa
y sentí el yerro del rechazo cuando me miro sorprendida,
ex vero sequitur verum (de la verdad se sigue verdad)- me dijo.
Y si de verdades hablamos, la verdad no te conozco- concluyo.

El sol es amarillo, la luna blanca
el viento una circunstancia, al aire una necesidad
la palabra un invento, la verdad ¿una realidad?

Quise poner a deducirme acerca de la verdad
pero me encontré que todas las verdades
conducen a otras verdades: simples y absolutas.

De lo falso se deduce cualquier cosa-dijo.
A veces hasta nos encontramos con la verdad- concluyó.

Y mientras sonreía empezamos a conocernos.



Entre la vida y la muerte

La vida y la muerte enfrentadas,
sentadas juntas en una plaza,
se huelen, se tocan, se sienten,
se miran y respiran soledad

Se necesitan.

La vida, alegre y quejumbrosa,
estalla en carcajadas su tristeza eterna.
Las contradicciones la persiguen hasta cansarla,
pero ella permanece auténtica en su belleza.

La muerte, solemne y misteriosa,
se encierra en sus secretos vacíos.
La nada absoluta es su ropaje predilecto,
pero ella sabe que quieren cambiarle su atuendo.

La vida y la muerte están cerca.
Se rozan en el límite invisible que las separa,
buscan ese espacio perfecto que las consuma
y las convierta en una mariposa sin alas pero que vuela.

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