El cantor criollo

Oscar El Chaqueño Palavecino, nota, reportaje, folclore




Tal vez sea el único del folclore argento que una tanto,  sea sur o sea norte: sea Chaco, Rawson o Ayacucho. Alpargatas o sombreros. Él, Oscar “El Chaqueño” Palavecino cuenta cómo su música puede juntar a un paisano con un porteño y habla de su Salta, de Guarany y su legado en Jesús María, de nosotros y del folclore que  por suerte se quedó quedando
  

Él, un changuito  de diez años que lustraba zapatos en la plaza de Tartagal jamás imaginó que un puñado de años más tarde los tendría a todos prendidos del fuego de su garganta. Todos y de punta a punta del país. Juntando  cabos sueltos en una misma  misa gaucha: el peón con el patrón, la ciudad con el campo, el abuelo de la milonga con el nieto del rock.
Que tampoco imaginó un verano del 98 con  Horacio Guarany dejándole la rienda en Jesús María,  ni mucho menos que un 25 de mayo de 2010 3 millones de argentinos bailaran dos horas y media bajo lluvia con canciones de su monte salteño en plena 9 de Julio porteña.  

Él, Oscar “Chaqueño” Palavecino no planificó nada: una madrugada que cantaban los grillos iba como chofer de La Veloz del Norte a Retiro y se lo cruzó al diablo en plena ruta 9. Frenó y le pidió una chance: éste primero lo escuchó, después le dio una guitarra y  más tarde lo hizo cantar.

¿Qué te genera que muchísima gente se acerque al folclore a partir de vos?

Realmente mucha alegría, me hace sentir realizado, me hace sentir que no ha sido en vano lo mío, aún en los peores momentos. Que ha sido enseñanza, que los chicos se vuelquen hacia lo de uno creo que es un granito de arena para nuestra música. Esa es una de las mejores preguntas que me podías hacer y la verdad  que me da una enorme satisfacción.

¿Cómo se junta el público, un hombre de ciudad con un paisano de jineteada?

Y bueno sí, eso se da, en un espectáculo hay un chico de dos años con un abuelo de 90 años. Uno vestido de gaucho y el viejito escuchándote o la gente de ciudad bailando una chacarera o una zamba que es nuestra, de todos, no necesariamente de lo que se visten o no de gaucho.
Sí, uno ha podido lograr que la música nuestra llegue a ellos, que lindo. Realmente que lindo. Que lindo porque uno busca unirlos a todos.

Revolución chacarera





Ya nadie puede negarlo. Decenas de premios, giras por todo el país, una voz que sube cerros y montañas después de pasar por lagunas,  sus discos siempre los diez más vendidos en el país, carisma, guitarristas para sacarse el sombrero, cantó con todos y 200 años más tarde de la Revolución de Mayo de Castelli, Paso, Belgrano, Moreno y compañía rebalsaba el obelisco y todos pedían “otra, otra”.

¿Alguna vez imaginabas lo que sucedió en los festejos del bicentenario ?

No, para nada. Pero sí estamos seguro que hace tantos años que andamos y hemos andado mucho, en distintos lugares, y no ha sido en vano todo el recorrido porque de alguna manera le hemos podido dar la alegría a tantos pueblos. Porque yo nunca voy por ir nomás, no es que llego a un lugar, me subo, canto y me rajo. Gracias a dios y a la virgen si voy es porque me han llamado los lugares, y a cada lugar que he ido me han hecho sentir como uno más del pueblo. Y eso es lo que se vio reflejado ese día, en Buenos Aires, porque estaba toda la provincianía, toda esta gran fiesta que creo por única vez nos hemos puesto de acuerdo los argentinos. Fue algo muy emocionante, muy lindo, una fiesta muy grande. Creo que nadie imaginó lo que se dio, creo que la pregunta no es sólo para mí sino para los argentinos. Yo no me imaginaba algo así, y te diría que nadie se imaginó semejante fiesta. Pero eso es lo que tiene el argentino de valorar muchísimo las cosas nuestras, el argentino quiere sus costumbres y lo que uno le pueda dar: la música nacional.  

Herencia gaucha


“He andado por ahí,
Enredada en milpañuelos
Yo supe escuchar
Y aprender del canto de losviejos”.
Como flor del campo, Raúl Carnota

Un buen día Horacio  le cedió el trono. Le dijo yo ya estoy viejo y gastado, ahora te toca a vos hacerte cargo de ésta gente, ahícito mismo en una luna llena cordobesa con el campo de doma rebalsado. “Creo que me ha dejado una responsabilidad grande, ¿no?... ha sido como entrar a la cancha de fútbol y te digan: tomá, tenes que hacer el gol. Pero tenes que gambetear por lo menos a medio equipo. Arrancar de atrás dejando todo. Pero por suerte ha sido así, hemos podido gambetear y seguimos vigentes. No hemos fallado hasta ahora”, dice Oscar.

Cuanti más lejos te vayas más te tienes que acordar dice la chamarrita y él le cumple. De acá para allá, de la fiesta del ternero a la de la manzana, de  provincia a provincia pero siempre volviendo al pago, siempre queriendo el reencuentro con su gente y que sus vecinos vivan mejor.  “Le hemos estado dando una mano al Ministerio de Desarrollo Social para que todos puedan tener una casa digna. Creo que me quedan cosas de ese estilo por cumplir, porque lo demás ya se ha ido consiguiendo por suerte”, dice un hombre sencillo que se hizo profesional de prepo, que se emociona con la música que sale del corazón y que cuando en un futuro lo recuerden prefiere la guitarrada con un “salú” de vino tinto mientras un chango entona alguna zamba bien carpera. “Dentro de cien años, cuando no esté vivito y cantando quisiera que me recuerden haciendo fogones, guitarreando  y bailando.  De esa manera. Con mucha alegría, porque eso es lo que somos y es a eso hacia donde vamos”.  

Por  Matías Kraber

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vidas de porcelana

Aquel Peronismo de juguete- Osvaldo Soriano

Al Abrigo, cuento de Juan José Saer