El casi nunca

Aún peor que la convicción del no y la incertidumbre del tal vez
es la desilusión de un casi.
Es el casi el que incomoda, que entristece, que mata
trayendo a la memoria todo lo que podría haber sido y no fue.
Quien casi ganó aún juega,
quien casi aprobó aún estudia,
quien casi murió está vivo, 
quien casi amó no amó.
Basta pensar en las oportunidades que se escaparon por los dedos,
en las oportunidades que se pierden por miedo,
en las ideas que nunca saldrán del papel por
esa maldita manía de vivir en el otoño.
Algunas veces me pregunto qué nos lleva a escoger una vida tibia;
o mejor no me pregunto, me contesto.
La respuesta la sé de memoria, está estampada en la distancia y tristeza de las sonrisas,
en la flojedad de un abrazo, en la indiferencia de un buen día casi susurrado.
Sobra cobardía y falta coraje hasta para ser feliz.
Si la virtud estuviese a medio terminar
el mar no tendría olas, los días serían nublados
el arco iris tendría colores grisáceos.
Preferir la derrota previa a la duda de la victoria
es desperdiciar la oportunidad de merecer.
Para los errores hay perdón;
para los fracasos, oportunidad;
Para los amores imposibles, tiempo.
De nada sirve cercar un corazón vacío o ahorrar el alma.
Un romance cuyo fin es instantáneo o indoloro no es romance.
No dejes que la añoranza te sofoque,
que la rutina te acomode,
que el miedo te impida intentar.
Desconfía del destino y cree en ti.
Gasta más horas realizando que soñando,
haciendo que planeando, viviendo que esperando,
porque aunque quien casi muere sigue vivo, quien casi vive, ya murió…

Luiz Fernando Verissimo (periodista brasileño)

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