La patria grande de cerebros


Argentina, la punta de lanza de la educación libre, gratuita y pluricultural en Latinoamérica. Latinoaméricanos en La Plata contando un pedazo de su historia

No son de aquí, ni si son de allá. Pero volaron lejos -con más preguntas que certezas- a una tierra del sur que tiene una mezcla exótica que no tienen sus casas. Morochos, rubios y colorados , tango y folclore, asado y pastas, frío y calor, mar y montaña, campo y ciudad.
Aquí una tierra de 740369 habitantes según el último censo, ciudad matemática y masónica,  mezcla de arquitectura francesa con sabor federal de mate,  donde ellos primero imaginaron un vértigo demoledor,  una sucursal de Boston montada en Latinoamérica con el nombre de La Plata.
Pero sin embargo...


El principio del cambio

Fue en 2001 cuando se abrieron las compuertas. La economía hizo crack, la convertibilidad mostró sus patas cortas, y Argentina se volvió exportadora y anfitriona. Desde la devaluación de 2002 la Universidad Nacional de La Plata comenzó a mostrar cifras precisas de cambio. Los números globales -tanto en los de las carreras de grado como de posgrado- hablan solos, marcan la magnitud del fenómeno. En total, desde el año 2000 a esta parte llegaron un total de 1.846 estudiantes extranjeros a las aulas de la UNLP, y la tendencia marca que la cifra seguirá avanzando.
( el año 2010 el Ministerio de Educación pronosticó más 90.000 extranjeros estudiando en Argentina para éste 2013)
Son cuatro estudiantes, cuatro latinos y cuatro viajeros. Dos en pareja -mexicano y colombiana- desde hace algunos años cuando se cruzaron en un Congreso de Comunicación en Ecuador y decidieron firmar matrimonio en un registro civil de Bogotá. Otro filósofo colombiano que se plantea un programa educativo por el  mundo: hoy en La Plata, mañana de nuevo Colombia y pasado por Europa. Otro costarricense que llegó con 17 años a cumplir un sueño aéreo: estudiar algo que tenga que ver con aviones y aeropuertos. En términos académicos, hacer la carrera de Ingeniería Aeronáutica.


Empezar de cero
Luis es bien alto y los pelos enrulados. Habla con pausas y con ese tono neutro de los conductores de noticieros de CNN en español. Tiene 17 años y llegó en febrero a La Plata para comenzar con la carrera de Ingeniería Aeronáutica en la Facultad de Ingeniería de la UNLP. “Cuando me enteré que la carrera la dictaban en la Universidad de La Plata, comencé a averiguar con la Embajada de Costa 
Rica para tramitar la posibilidad de una vacante. La consiguieron y me vine sin dudarlo”, dice Luis Castro, costarricense, sobre una experiencia que recién comienza, que va a estirarse por 5 años en la ciudad de las diagonales.
Luis vive en casa compartida junto a una pareja de estudiantes de doctorado y un argentino que comenzó la carrera de Ingeniería. Acaba de comenzar el curso de nivelación pero su futuro está diagramado como un mapa: “Mi expectativa es poder salir lo mas rápido posible de esta carrera para optar por una beca para mi maestría en la Universidad Politécnica de Madrid. El plan a futuro es llegar a Costa Rica con todos los conocimientos y trasmitirlos a mi país, que quiere subir el nivel de todo lo que tiene que ver con la aviación.
Así podremos hacer que Costa Rica empiece a competir en grande con todo lo que tiene que ver con este tema. Aparte me gustaría encontrar un buen puesto de trabajo en un aeropuerto grande del mundo”, dice Castro, de apenas 17 años, un par de horas antes de hacer su primer regreso fugaz a Centroamérica por el receso invernal para saludar a sus padres, a sus amigos y a su novia para recuperar el envión y seguir en esta tierra nueva.
Luis dice que la Argentina que se muestra en Costa Rica es demasiado linda. Incluso más linda que la que encontró al bajar del avión en el Aeropuerto de Ezeiza. Más linda que una tarjeta postal turística que vende cualquier agencia de su país. “A uno siempre le tratan de poner una imagen linda de cualquier país, pero cuando uno llega a vivir, se da cuenta de muchas cosas que en la imagen no le ponen  la nostalgia, las costumbres y el focllore, y además ve cómo los argentinos viven de verdad el fútbol que eso se sabe en todo el mundo...y es así”.

Luna de miel en Argentina

Esau y Adriana tienen 30 años y son profesionales en Comunicación. Ella está perfeccionada en Cine y Artes Audiovisuales. Esau con marcada orientación a la Música. Dos: Mexicano y colombiana que se cruzaron en el aniversario de la Facultad de Ciencias Sociales de Latinoamérica. Justo allí donde el globo terráqueo se parte al medio con una línea imaginaria del grado 0, la latitud del Ecuador. Volvieron a sus países para continuar con sus obligaciones y estudios. Fue un año de relación virtual donde Esau prometió volar a Colombia para que la relación tomase nuevos rumbos. Nuevas direcciones.
“Por muchas razones nos vinimos a Argentina. En mi caso particular, en relación a México, las diferencias económicas son abismales. Un doctorado de Comunicación en una Universidad privada es muy costoso. Primero la Universidad pública tiene pocos cupos, y en el DF hay millones de personas y se vuelve muy difícil  concursar por una plaza. Y en una facultad privada, un semestre te puede costar entre 9.000 y 1.0000 dólares.
En América Latina, los referentes importantes en comunicación son México, Brasil y Argentina. Y en Brasil tenemos el impedimento del idioma porque no lo masticamos al portugués”, dice con toda la tranquilidad del mundo este estudiante del doctorado en Comunicación que brinda la Facultad de Periodismo platense que planea una dirección de asuntos extranjeros para unir y contener a los miles de extranjeros que ya forman parte de la ciudad. 
Adriana Moreno dice que Argentina era el lugar ideal para venirse. Que desde la Facultad de Periodismo la trataron bien desde el primer minuto, desde los primeros mails que confirmaban el acceso al doctorado en Comunicación. Que todo es muy familiar, que toman mates, que son permisivos con las entregas, que le encanta el paisaje y la tranquilidad de La Plata, que es una ciudad con engranaje de pueblo donde todo, absolutamente todo, lo hacen caminando.
“Creo que La Plata ha sido para ambos una experiencia muy bonita, porque es una ciudad pequeña donde nos podemos manejar a pie. Si nos preguntas que autobuses nos dejan en determinado lugar no sabemos, porque no los usamos. Es una ciudad tranquila para nosotros que venimos de Bogotá y del DF que son gigantes -que en algunas partes- son complicadas para transitar solos a algunas horas. Una amiga nuestra del doctorado se fue de una reunión a las 2 de la mañana en bicicleta a su casa y nosotros estábamos asombradísimos. Eso en Bogotá no se puede hacer”, dice Adriana Moreno, 30 años, esposa de Esau, con la tonada simpática del país cafetero.
Un filósofo de Medellín
Inquieto por naturaleza. Futbolero como cualquier argentino. Mauricio no se mueve con pereza por el mundo. Anda, lo cuestiona, lo analiza, le golpea todo el tiempo la puerta y su curriculum – que ya es un crisol de experiencias- también lo empuja a conocer los lugares más recónditos del planeta.
Viene de Medellín,  tierra paysa, la ciudad de la primavera eterna y una de las 3 ciudades más importantes de Colombia. Graduado en Filosofía en Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín donde también obtuvo el título de Historiador y donde también dio clases. Sólo tiene 27 años – ahora en 2013 casi 30- y se radicó por dos o tres años en La Plata para la Maestría de Historia y  Memoria que dicta la Facultad de Humanidades de la UNLP.
 “Está buenísimo conocer la realidad del  Cono Sur desde esta latitud porque allá no se conoce, lo que se sabe es desde la información de la BBC. La verdad es que hay un desconocimiento de la realidad latinoamericana y por ende yo elegí venirme, para conocer la realidad en vivo y en directo. Además de la maestría -que es muy importante en mi carrera profesionalestar en contacto con las personas de aquí me parece fabuloso”, dice Mauricio Montoya Vásquez con tono solemne, con palabras que decoran frases.
Ni bien llegó se perdió. Prometieron esperarlo en Ezeiza pero no había carteles ni autos a su nombre. Lo hospedó por unos meses la comunidad salesiana y luego dio con una familia que lo adoptó como su hijo. A quienes los trata como padres, y como hermanos. A quienes les debe la certeza de no extrañar tanto a su tierra.
Mucho frío. Mucha distancia. Muchos libros por leer. Muchos mates y muchos asados. Muchos caminos por recorrer. Ellos -que no son muchos- son unos de los tantos trotamundos que ven a Argentina como una casa espaciosa y pluralista que forma profesionales, multiplica cerebros, aptos para competir en cualquier rincón del planeta.

Ellos -que son cuatro- se abrigan en una ciudad que desde su génesis -allá por 1880- fue construida y diagramada en términos de progreso. Tal vez no lo sabían.O tal vez olieron y se dieron cuenta de que tenían que pisar éste suelo, ésta Patria cada día más grande, que tiene los pies en la tierra y las utopías en la mirada.  

Publicada en http://pdf.diariohoy.net/2010/07/25/pdf/tiempos.pdf
Actualizada a la fecha...

Por Matías Kraber

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